Jamaica Reggae

Jamaica Reggae

miércoles, 30 de junio de 2010

Pacífico

Bella luz que deslumbra entre los pinos nocturnos que se pierden con el atardecer… lágrima de plata que se derrama gota a gota cayendo al vacío.
Manantial de oro completo de amor, puerto sin anclas para cualquier barco que desee pasar por aquí…
Dulce licor que ahoga penas en el fondo del océano, fragata de recuerdos que debe partir a luchar. Ciénaga atravesada por el fulgor de mi amor…
Plazoleta llena de momentos que debe ser olvidada por una simple moneda que gira junto con el tiempo, echado estoy a la suerte… Blancas posando en tu jardín están las rosas que alguna vez soñé con regalarte, a su lado el calor de un amor maternal… Esfera de secretos que no afloja en su andar ante la pared con la cual esta obligado a frenar…
El sol comienza a apagarse y siento la caricia de una suave brisa nocturna rosándome el pecho…pasando por mi cuello… posando sobre mi las estrellas juguetean con mi dolor, gozando de su dicha…
Le pido un segundo más de vida a Dios para servirme un trago más en esta copa rota, presiento que el fin llega… no hay escapatoria para lo inevitable…
Pago en vida las desdichas de un amor premeditado, un error que debo saldar con sangre… Tuve la esperanza de volver a nacer… pero un arrebato inoportuno de ira lo echo todo a perder…
Cambia el valor de la luz, rota el sendero… camino sinuoso cubierto de malezas que clavan sus espinas sobre éste pobre ángel que sufre penosas condenas sin mérito a luchar por ser feliz…
Lo posible se volvió imposible y tus ojos derraman pobres cristales de llanto en busca de amor y paz, vivir o morir, nada es para mejor… esa es tu filosofía…
Pobre dolor el que se siente adentro cuando pierdes valor al verte frente al espejo y su silueta ya no esta allí… llenará de viento esos espacios neutros en mi ser, tapando capa por capa la angustia de seguir viviendo…
Trago amargo de corazón sangriento, pidiendo rescate con un SOS de vela a vela… incendiando la llama de su amor, sofocando la llama que hay en mí… solo queda una chispa de lo que alguna vez fue verdad…
Escrita por Martin R. Montanari

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