Irritable soledad
la que consuela a esa niña,
los tristes ojos
se empañan en lágrimas
descubiertos de dolor...
Una simple gota cayó
y rompió el cristal
que a su alma protegía...
La desolación le arrebata
su sonrisa y la entristece
con una irritable maldad...
La pobre niña grita
a su voz interior pidiéndole
un nuevo bienestar,
canta las mil notas
para que esta la sustente
por un momento,
así su mente podrá liberar
e irse a donde más quiere...
La felicidad...
Escrita por Martín R. Montanari
1 comentario:
Me gustó mucho leer tu poema!
abrazos
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