Solías darme luz y tu espalda era mi oscuridad,
cuando dejaste de ser tu por primera vez,
sentí el corazón exhausto de tanto repetir el pasado,
no se si tal vez, ésta sea tu realidad...
Sin luz ni oscuridad el cielo no es mas que un
campo minado de pequeños algodones blancos
con formas imaginativas ante la vista,
el no saber tu paradero me lleva a ver solo nubes...
En la vida solo tuve horas que me llevaron a rodar,
espero que un minuto de tu tiempo dure mucho
más que tan solo unos segundos
y que en beso sea más largo y eterno que nuestro amor...
Sin mirar el pasado giro y giro siempre por el mismo sendero,
ese que espero alguna vez me de felicidad,
no me basta con falsas alegrías...
ya me cansé de jugar y ser siempre el perdedor...
Perfume dorado con aroma a rosas, esas blancas que tienes en tu jardín,
tan dorado como tus rizos, y con tus bellos ojos tan celestes como mi cielo,
repletos de algodones blancos, con formas de corazones...
Escrita por Martin R. Montanari
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